Una mirada a los partidos desde los concejos

La batalla de narrativas para determinar quién ganó y quién perdió en las elecciones territoriales sigue al rojo vivo. En un sistema de partidos tan fragmentado como el colombiano con coaliciones laxas a todos los niveles, cada cual tiene algo que mostrar para proclamarse ganador. Mientras los comentarios iban a las grandes ciudades y las gobernaciones en los medios de comunicación, hemos insistido en DEMOS sobre el número de alcaldías ganadas en todo el territorio por formación política. Esto permite tener una aproximación al conjunto del territorio. Ahora bien, las elecciones a alcaldía son uninominales, lo que las hace impropias para evaluar la fuerza de los partidos. El peso de las personalidades se impone al de las etiquetas, y el éxito de las coaliciones da cuenta de ello. Igual, como se trata de más de 1000 alcaldías a lo largo y ancho del territorio, la dimensión personal se pierde en la ley de los grandes números.

No obstante, si queremos acercarnos de verdad a la fuerza de los partidos, a lo que refleja su arraigo en el territorio, hay que dirigir la mirada a los cuerpos colegiales que son sus lugares naturales, es decir a los concejos municipales. Hemos calculado para eso la cantidad de votos para las listas de cada partido o tipo de coalición (determinado por su composición partidaria). Contrariamente a lo que hemos hecho con el número de alcaldías ganadas hasta ahora, esto tiene también la ventaja de tomar en cuenta el peso diferente de las ciudades grandes frente a los pueblos. Valdrá la pena también echar una mirada al número de concejales electos para sopesar las bases de los partidos, pero para eso, es más prudente esperar los datos del escrutinio. Con la suma de votos a nivel nacional, podemos aventurar una primera estimación con base en el preconteo.

Esta operación que debería ser sencilla no lo es tanto para el caso del Pacto Histórico, que, como sabemos, es en la práctica una coalición recurrente, pero con composición cambiante. Para nuestro calculo, hemos considerado como Pacto Histórico toda coalición entre los partidos que constituyen esta alianza a nivel nacional, independientemente de su composición, siempre que los componentes sean todas partes del Pacto Histórico nacional. En cambio, no hemos sumado los votos de las listas de sus miembros cuando se presentan solos, conservando así al PH su carácter de coalición.

El resultado se lee en el gráfico siguiente.

Si el partido conservador es el ganador en número de alcaldías, el partido liberal lo derrota netamente en número de votos a los concejos, lo que se explica por el hecho de que el primero es fuerte en muchos pueblos más pequeños, que suman menos votos a nivel nacional. La Alianza Verde llega en tercera posición, y figura de esta manera en mejor posición que para el número de alcaldía gracias a su buen posicionamiento en las grandes urbes (fue la lista más votada en la capital). Los votos blancos, siempre muy destacados en el voto a los concejos se ubican en cuarta posición. Muchos electores, sobre todo en las ciudades grandes, se van al puesto de votación para elegir su alcalde y no les ponen atención a los otros cargos que terminan con tarjetones marcados en blanco. Como hemos señalado en nuestra nota sobre el Centro Democrático, este partido sufre un revés en cuanto al número de alcaldías electas, pero puede mostrarse satisfecho del desempeño en grandes ciudades que le garantiza un lugar entre los principales partidos del país, justo antes de Cambio Radical y el partido de la U. Estas dos formaciones sufren en nuestra medición de su propensión a hacer muchas coaliciones para concejos, lo que tiende a dispersar sus votos. Con la excepción de PH, las coaliciones son demasiado ad hoc para figurar con buenos resultados en nuestra clasificación. El tipo de coalición más votado es la alianza entre En Marcha y Nuevo Liberalismo, que es la decimotercera fórmula más votada, por encima de cada uno de sus miembros. Nótese que MIRA eligió una estrategia de “entrismo” que consiste en no presentar listas solo y avalar candidaturas únicamente en el marco de coaliciones.

Finalmente, Pacto Histórico sería la séptima fuerza política si exceptuamos el voto blanco, lo que no es un resultado tan malo como lo sugiere el número de ejecutivos locales ganado. Una vez más, el hecho de presentar listas con un respaldo consecuente en las grandes ciudades explica este resultado. Se trata de un elemento importante a tomar en cuenta para evaluar el desempeño del Pacto, ya que le asegura una base de líderes locales que no tenía antes al elegir un buen número de concejales. Es un elemento importante para el porvenir siempre que la coalición logre mantenerse unida.

Precisamente, y eso es un dato importante, si le sumamos al PH los resultados de las listas de sus miembros, sería de lejos la primera fuerza política del país con más de 3 millones de votos, muy por encima del Partido Liberal. Este resultado estaría incluso por encima del resultado del PH en las elecciones legislativas de 2022.

Los más afines al Pacto podrán apoyarse sobre este dato para reclamar la victoria para sí como lo hace el presidente Petro desde domingo, sin embargo, hay mucho de artificial en esta suma. En primer lugar, sumar para el Pacto Histórico los votos de cada miembro y los de las listas de coaliciones con el pretexto de que constituyen un bloque le daría al sector un trato distinto a los demás partidos para quienes separamos los votos propios y los obtenidos en coalición. Haría que los resultados del PH no puedan compararse a los de los demás. En segundo lugar, y más importante, que los partidos miembros del Pacto eligieran presentar listas a parte tan a menudo, no es un dato que se pueda ignorar. Si MAIS, AICO, ADA, Independientes, la Fuerza de la Paz y Fuerza Ciudadana (en orden descendiente de votos) reciben cada uno más de 100.000 votos para sus listas es también consecuencia de que no le juegan del todo al Pacto.

El mensaje para el Pacto Histórico es claro. Los partidos de la alianza oficialistas tienen votos, pero la fragilidad de la alianza oficialista tiende a diluirlos.  

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